Reunir en una misma banda sonidos tan diferentes entre sí como el punk rock callejero, el hip hop explosivo, el garage rudimentario y el avant garde inclasificable no es algo sencillo. Realmente son muy pocos quienes lo han intentado por la complejidad que implica, pero entre los valientes se encuentra CR Dicks.
Aunque pueda no parecer atractiva la combinación musical, todo cambia en cuanto se escucha el nuevo material de la banda y se conoce a los integrantes que están detrás del proyecto.
En ese sentido, su fundador es Andy Caffrey, quien es conocido por haber sido parte del fugaz grupo de finales de los noventa The Horrors (no confundir con la banda británica de peinados estrafalarios). Aunque su historia fue muy breve, sirvió para darse a conocer dentro del circuito del rock & roll ruidoso que suena a un automóvil descompuesto.
Otro de los elementos de CR Dicks es Pete Balestrieri, quien durante los ochenta fue saxofonista de los Violent Femmes. Y así, al reunir a personas de diferentes generaciones y con gustos tan diferentes es que se obtiene un resultado tan atípico.
El segundo LP del conjunto es editado por Black Gladiator y Slovenly Recordings, lo cual funciona para tener una idea más clara de lo que se puede esperar. Con el prestigio previo de ambas disqueras, todo se cumple desde la primera canción.
A través de ocho canciones se escuchan gritos esquizofrénicos, rimas inentendibles, guitarras rasposas y una batería atascada. Todo muy bien revuelto para obtener un resultado que suena a muchas cosas y a la vez a nada parecido.
Son pocos los casos de quienes se arriesgan de tal forma y no tienen miedo en explorar tantos terrenos al mismo tiempo. Para cualquier purista de la música puede parecer un sacrilegio, pero para el resto se trata de una nueva banda por descubrir.